
No podía creerlo: en estas recientes vacaciones del 1 de mayo aproveché un día para pasear por un barrio de hutong que me gusta mucho, situado a espaldas de la gran estupa blanca de Pequín, no demasiado lejos de mi casa, y en una de las callejuelas descubrí de nuevo producciones grafiterísticas locales, en realidad solo los restos, pues daba la sensación de que, o bien habían aplicado algún tratamiento para deshacerse de ellas, pero este no había dado un resultado perfecto y todavía son suficientemente visibles, o bien los elementos meteorológicos las han desvanecido en parte. ¡Por un momento pensé que a lo mejor, por azares como estos, estoy camino de convertirme en un experto en grafitología china! (Un delirio claramente…, no va a suceder tal cosa, creo…).


